"UN HOMBRE DE CASA Y ESCUELA"
Antes de que la llama creativa prendiera en muchos miembros de nuestra familia, cuando todavía casi ninguno de nosotros teníamos la más mínima intención de plasmar por escrito, o a de cualquier otro modo, nuestros pensamientos, inquietudes, recuerdos, opiniones, figuraciones, investigaciones, etc, ya estaba Miguel enfrascado en tareas recopilatorias, investigadoras y artísticas desde distintas vertientes. Tareas que han sido el sedimento de su trabajo como creador a lo largo de esta última década, que ha tenido como colofón su último trabajo, trabajo arduo y de muchos años a cuya presentación en sociedad tuvimos la suerte de asistir la semana pasada, como otras veces, todos juntos. Si dijera que es el mejor de los trabajos de Miguel, no diría la verdad, pues el mejor aún está por llegar. Todavía, Miguel, tiene que presentarnos algo que sin duda superará sus anteriores obras. Su espíritu sensible, su ansia de búsqueda de nuevas formas y sus siempre nuevas inquietudes harán que con el paso del tiempo, el preciso para que las ideas tomen cuerpo, decanten y queden transparentes como la vieja agua de nuestro fértil Genal, aflore una nueva obra para dárnosla a saborear, a degustar y a ingerirla con fruición como si de un sabroso manjar de su “Gastronomía Popular” se tratase. Él sabrá lidiar las dificultades, pararlas, templarlas y adornarlas para, como en su “Toro de Cuerda”, encontrar la fórmula mágica que nos haga recrearnos en lo antiguo y lo moderno, en lo tradicional y lo actual. Seguro que la musiquilla de los tones populares sabrá interpretarla del modo adecuado para que todos prestemos oídos y los demás sentidos a aquello que nos ofrezca salido de la sabiduría de su pluma, arraigada en el saber popular y en un memoria de historiador que sólo las personas que, como él, han vivido intensamente desde la más tierna Nota: El artículo toma como excusa la presentación el pasado 17 de mayo en Mengíbar del libro “Juegos y Lírica Popular Infantil de Tradición Oral” del que son autores mi cuñado, Miguel Vázquez González y Yolanda Garrido Gómez, ésta aporta las notas musicales a la labor investigadora y literaria de Miguel. Como digo, es pretexto para, al menos en parte, rendir humilde homenaje al trabajo callado de un hombre de escuela y casa. Teodoro R. Martín de Molina.
Mayo, 2007
|