EL TELETEXTO
Cada vez me cuesta más trabajo ponerme a escribir acerca de lo inmediato, por ello siento gran admiración por los profesionales que día a día tienen que hablar, escribir u opinar sobre lo que está sucediendo o lo que acaba de suceder. La perspectiva temporal te aporta un distanciamiento que hace que tu opinión o comentario se aproxime algo más a aquello que algunos pueden entender por un juicio objetivo o equidistante y en el que yo poco o nada creo, mas tampoco soporto la descarada subjetividad de aquellos que se esconden bajo las más falsa de las objetividades o independencias. ![]() Cada uno de esos comentaristas que día a día arriman el ascua a su sardina, tratan de llevar el agua a su molino o “ni quitan ni ponen rey, pero siempre ayudan a su señor”, terminan convirtiéndose para este lector, oyente, espectador, en unos manipuladores de la realidad que deben de pensar que los que estamos a este lado carecemos de memoria y de criterio para llegar a tener nuestra propia visión de las situaciones de la actualidad. De siempre me ha gustado oír y leer opiniones dispares, pero poco a poco me muestro más reacio a desayunarme, almorzar o cenar con la ponzoña amarga como la tuera de unos -por muy bendecida que esté-, o el simple veneno de otros -por mucho que traten de endulzarlo con chascarrillos, ocurrencias, y otras zarandajas-, y estoy a punto de caer bajo el opresor yugo de aquellos que en sus opiniones están más próximos a mi modo de pensar, de sentir y de razonar. Así vengo a coincidir con mi hermano mayor en su reflexión final, aparentemente banal o pasotista pero que la tozudez de los hechos la ratifican, cuando en un recentísimo artículo aparecido e ![]() Incluso yendo más lejos, yo casi estoy dispuesto a ni tan siquiera leer o escuchar a los de mi cuerda y pasar olímpicamente del momento en el que alguien comience a dar su parecer sobre éste o aquél asunto. Estoy dispuesto a leer, oír o ver sólo los titulares -y ya tragaré algo no deseado-, o mejor aún, refugiarme en el teletexto donde aquellos suelen ser más asépticos. <<leer artículo>> * Teodoro R. Martín de Molina. Octubre-2005.
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